La ciudad con aroma a Azahar y repleta de colores en sus calles merece una visita de varios días para poder admirar toda su riqueza cultural, histórica y gastronómica. Yo estuve tres días y me faltó mucho por conocer, pero eso es bueno para poder volver pronto y seguir descubriéndola.
A unos pasos de la concurrida Alameda de Hércules, se encuentra el hotel donde me alojé durante mi viaje, OneShot Palacio Conde de Torrejón, inaugurado a principios de 2018. Ya el término ‘Palacio’ invita a entrar y admirar el edificio, y es que data del Siglo XVIII y tanto su Patio, como artesonados, paredes… son realmente hermosos.
La restauración del hotel, así como el diseño, a cargo del estudio Alfaro-Manrique, han mantenido elementos originales y cuidando al máximo cada detalle, con un perfecta combinación de vanguardia y encanto andaluz.
La habitación en la que yo estuve durante mi viaje, no podía ser más bonita y acogedora:
De los muchos lugares ‘imperdibles’ en Sevilla, os recomiendo visitar el Alcázar con sus jardines, que son preciosos, las ‘Setas’ que además de tener una privilegiada vista 360º sobre la ciudad constituyen la estructura de madera más grande del mundo y dar un tranquilo paseo a orillas del Guadalquivir admirando Triana, la Torre del Oro y el Guadalquivir navegable con el único puerto de interior de España del que tan orgullosos están los Sevillanos.
Y allí mismo en pleno Barrio de Triana se encuentra un restaurante que en su corta vida ya ha conseguido una excelente fama y es que su cocina de ‘origen’ basada en productos directos desde sus proveedores y sin intermediarios, el moderado precio de los platos y su fantástica decoración me fascinaron por completo.
En las IG Stories Destacadas tenéis un montón de vídeos de Sevilla con más recomendaciones y planes chulos para hacer, entre ellos una azotea estupenda y aún no muy conocida en la que me tomé un excelente café con unas vistas inmejorables a la Giralda.