Desde hace muchos años ya intento hacer algunos de mis viajes a lugares que no sean muy turísticos, siempre he opinado que cada destino, por muy pequeño que sea u olvidado que esté, tiene su encanto y que hay que descubrirlo. Por eso decidí a finales del mes de mayo ir un fin de semana a la ciudad de Huelva. Su provincia, que engloba unos pueblos realmente bellos y sus playas, kilométricas y paradisíacas, se llevan la gran mayoría de viajeros. Pero yo me centré únicamente en la ciudad y la verdad que me sorprendió muchísimo, tiene una personalidad propia y un ambientazo por las calles muy envidiable.
En el Monasterio de la Rábida, situado al sur de la ciudad, residió el mismísimo Cristóbal Colón justo antes de su partida hacia su gran descubrimiento: América.
Huelva está ubicada en un territorio de gran riqueza mineral y natural, e históricamente ha sido un lugar muy vinculado a la minería. Muestra de ese pasado minero es el barrio de Reina Victoria, llamado así en honor a la Reina de Inglaterra ya que fue una empresa británica la que lo construyó. Se trata de un conjunto de casas en el que vivían los trabajadores de las Minas, custodiadas por un muro, en pleno centro de la ciudad y en lo alto de una pequeña colina (uno de los numeroros ‘cabezos’ de Huelva) y por una entrada principal con un arco de acero, junto al que se sitúa la que era vivienda de los guardias y vigilantes.
Es un lugar muy característico con 71 casitas que recogen algunos de los rasgos característicos de la arquitectura inglesa y la verdad que cuando te adentras en su interior, pareciese que te hubieras trasladado a un pequeño pueblo en el que la vida pasa lentamente.
Merece la pena visitar la Casa Colón, un edificio construido a finales del Siglo XIX como hotel de lujo y que en la actualidad alberga el Palacio de Congresos y Centro de Exposiciones (durante mi viaje se estaba celebrando aquí el Salón Internacional del Cómic).
Es muy interesante la mezcla de diversos elementos arquitectónicos británicos, modernistas y coloniales en una perfecta armonía. Atraviesa su majestuosa puerta y da un paseo por sus múltiples salas y su cuidado jardín, la entrada es gratuita.
También de obligada visita resulta el Museo de Huelva, que cuenta con verdaderas joyas arqueológicas y que no te dejarán indiferente, además de una interesante sección etnológica y de bellas artes.
Y ya en pleno centro histórico, caben destacar varias iglesias, una de ellas que puede pasar desapercibida si no estamos atentos y es que se encuentra ‘enclavada’ a lo largo de una calle de edificios de viviendas, pero por ello resulta aún más especial ya que su fachada, de estilo neogótico resulta abrumadora. Su nombre es Iglesia de Nuestra Señora del Mar.
La Parroquia Mayor de San Pedro de Huelva, está considerada la iglesia más antigua de la ciudad y construida sobre los restos de una mezquita árabe. Se trata de un edificio de estilo mudéjar con unos colores muy característicos Onubenses.
Y por último la Catedral, un interesante edificio con fachada barroca e interior renacentista que no presume de exuberancia ya que no fue ideada como Catedral sino como iglesia.
Mi lugar favorito de Huelva sin duda es el mítico Muelle del Riotinto. Se trata de una espectacular estructura de madera y hierro de más de un kilómetro de longitud, que termina adentrándose en el río Odiel y que fue construida a finales del siglo XIX por un discípulo del mismísimo Gustave Eiffel y por la cual se transportaban los minerales desde su recogida hasta los buques situados en la orilla, para así llevarlos a diversas partes del mundo. Fue declarado Bien de interés Cultural en 2003 (estuvo activo hasta el año 1975) y durante todo este tiempo transportó la friolera de 150 millones de toneladas de mineral.
Recomendación: Visitarlo al atardecer, el paseo es realmente hermoso.
Muy cerca del Muelle se encuentra mi gran descubrimiento gastronómico en la ciudad: el Restaurante Peix. Un lugar de visita obligada ya que disponen del mejor pescado y marisco de la zona, a un precio inmejorable y con una cálida atención por parte de su personal, que con una gran sonrisa y mucho empeño, hacen todo lo posible porque tu experiencia allí sea inolvidable.
Su extensa carta con producto fresco de mercado hace difícil la elección, pero finalmente como entrantes probé unas absolutamente perfectas Croquetas de Algas y Plancton (bechamel cremosa y sabor intenso a mar), Ensalada de Pulpo y un Hojaldre relleno de Marisco que no quería que se acabase nunca.
De platos principales Taco de Bacalao de excelente textura y sabor y Ventresca de Atún encebollada, inmejorables ambos.
Y para terminar, un exquisito y casero Coulant de Chocolate, el mejor final para una comida perfecta en todos los sentidos.
https://www.restaurantepeix.com/
http://www.huelva.es/turismo/index.php?lang=es
Para los pasteleros como yo, y ya que hablamos de dulce, no pude resistirme a entrar en Nova Ruiz, un obrador con varias décadas de historia y en el que me comí una tartaleta riquísima dando un paseíto por el centro histórico. En definitva, Huelva es una ciudad amable que cuenta con gente muy hospitalaria, encantada de que vayas a descubrir toda su historia y en la que pasar un fantástico fin de semana. Se come de maravilla, hace buen tiempo casi todo el año, tiene una animada propuesta cultura y además unas construcciones de lo más interesantes. ¿Qué más se puede pedir?